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Esperar

In Uncategorized on 13/05/2012 at 2:00 pm

Mohamed Mursi: un candidato con cara de pan

A lo largo de mi corta carrera periodística he cubierto dos campañas electorales. Y aunque recuerdo con especial cariño las autonómicas catalanas de 2010, la campaña de las elecciones presidenciales egipcias se lleva la palma.

Un día cualquiera, salgo de casa con las armas del periodista en campaña: boli, libreta, grabadora y micro. Hay rueda de prensa con el candidato de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Mursi. Como suele pasar en esta campaña, me he enterado por casualidad: Ricard y yo le dimos el teléfono a un chico que repartía panfletos de Mursi por la calle y nos ha llamado con la noticia.

Llegamos con retraso al restaurante pijo del barrio de Mohandisin donde se celebra la conferencia. Hacemos bien: el acto no comienza hasta al cabo de hora y media.

Localizo a un chico que habla inglés y le pregunto si podremos hablar en privado con Mursi tras la rueda de prensa. Él me mira con cara de compasión: “Mursi no va a venir, viene su jefe de campaña”. Me consuelo al ver que no he sido la única que se ha tragado la trola: un grupo de periodistas egipcios, un par de extranjeros y todos los corresponsales españoles están también en el ajo.

Para compensar el mosqueo, y a pesar de que ya hemos comido y estamos en plena digestión, un ejército de camareros comienza a desfilar ante nosotros enarbolando un arsenal de platos típicos egipcios. Picoteo tahina mientras observo como el orondo periodista egipcio sentado delante mío se lanza a comer salchichas como si no hubiera mañana.

Tras la hora y media de rigor, el chico que habla inglés y un pez gordo se levantan, nos leen los nombres y cargos de las personas que hablarán en el mitin de la tarde. Luego, vuelven a sentarse.

Un señor barbudo que habló en el mitin de la tarde tenía otro señor barbudo detrás. ¿Habría un tercer señor barbudo al fondo?

Nos miramos desconcertados: ¿y el jefe de campaña? ¿y las preguntas? ¿para qué hemos venido? La organización aprovecha el momento de desconcierto para arrastrarnos al fondo de la sala y sacarnos una foto de grupo. No entiendo por qué.

Llego a las siguientes conclusiones:

  • Hemos perdido tres horas de nuestro sábado
  • No hemos conseguido ninguna información interesante
  • Han intentado comprar nuestro perdón con comida… servida justo después de la hora de comer

Además, la representación desproporciona de medios españoles indica que:

  • Los corresponsales españoles estamos en todo, hasta un sábado a la hora de la siesta
  • Los corresponsales españoles somos los más tontos y prácticamente los únicos que hemos caído en lo que se conoce popularmente como una egipciada nivel ocho (de diez)

Hacia el final del no-acto me dejo llevar por la frustración y le echo la bronca al chico que habla inglés por comenzar una hora y media tarde y convocarnos para nada. “Pero si hemos sido puntuales, hemos empezado a recibir a la gente a las cuatro en punto. Y así hemos podido conocernos mejor”, justifica este chico a quien seguramente no volveré a ver en mi vida.

Antes de irme, me asegura que Mursi hablará a las 8.30. Como no podía ser de otra manera, Mursi comienza su discurso a las 11.30.

Durante las tres horas de espera, agoto la batería del móvil leyendo Twitter, le doy mi receta de croquetas a una compañera y miro por encima de su hombro mientras hace los deberes de árabe. Me pongo filosófica y recuerdo que el 90 % de esta profesión es esperar. Esperar a que alguien llegue, esperar a que alguien hable, esperar a que alguien se cure o se muera, esperar a que pase algo. Esperar.

Bienvenidos a una campaña electoral a la egipcia.

  1. Querida estas en tus primeras “esperas” porque la mía es esperar a que pueda jubilarme. Paciencia y mucha suerte en el seguimiento de la campaña. Work is patience.
    Besitos

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