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Calor

In Cairotades on 09/06/2011 at 11:11 am

Hace calor. Mucho. Hoy a las 10 de la mañana había 40ºC y el taxista que me ha llevado al trabajo -los taxistas, fuente infalible de sabiduría en El Cairo- me ha asegurado que la temperatura alcanzará los 45 entre la una del mediodía y las cinco de la tarde. Nos dirigimos inexorablemente hacia el verano infernal de El Cairo y esto, la verdad, acojona.

Para los que nunca lo hayan vivido, hay diferencias entre estar a 40 grados y estar en el infierno. A 40 grados sudas y resoplas, pero todavía puedes respirar, caminar y hacer otras actividades básicas. En el infierno cada paso bajo el sol es un suplicio y cada bocanada de aire, un triunfo.

Como siempre, el infierno cairota es algo peor que el resto de los lugares del mundo donde las temperaturas son abrasantes. Aquí hay que añadirle unos niveles de contaminación estratosféricos y la moral musulmana, que obliga a las mujeres a vestir con lo que ellos entienden por decoro y yo por tortura: nada de tirantes, ni shorts, ni faldas por encima de las rodillas. De todas formas, está comprobado que es más fácil sobrevivir a temperaturas de 50 grados que a las miradas feroces de un puñado de tarados a los que el cerebro les deja de funcionar en cuanto ven un hombro.

Sortear el calor para evitar morir de una lipotimia es parte del duro aprendizaje de este país. Exige al extranjero blanquito e inexperto un esfuerzo extra de mimetización con la particular cultura egipcia.

Ahí van algunas cosas he aprendido para no morir de calor en verano.

  • Te: Todo turista de visita en Egipto habrá probado los refrescantes zumitos. Los hay de todos los gustos y saben buenísimos: guayaba, mango, sandía, limón, naranja… Aún así, el verdadero remedio líquido contra el calor es el te caliente, y mejor si viene con un poco de menta. Hay varias teorías sobre porqué es lo único que consigue que el cuerpo humano deje de soltar chorretones de sudor, pero lo cierto es que funciona una vez consigues vencer la repulsión que provoca meterte algo caliente en el cuerpo cuando todo lo que está a tu alrededor arde.
  • Ritmo egipcio: Eso es adoptar un ritmo de vida que a los europeos nos parece desesperante, pero que se explica porque las altas temperaturas impiden correr, andar rápido, hacer movimientos bruscos y, en general, estresarse. En verano se impone la calma, respirar lento, moverse poquito a poco, ahorrar en sudor y gestos y no exaltarse demasiado.
  • Vivir de noche: Porque el día quema demasiado. En verano los egipcios duermen poco de noche y mucho de día. Aprovechan las horas de más calor -desde las 12 del mediodía a las 7 de la tarde- para salir a la calle y aunque algunos sí duermen algunas horas durante la noche, otros cambian el ritmo completamente y se convierten en aves nocturnas. Me pregunto si esto será compatible con el horario de Efe…
  • Aire acondicionado: Tonterías las justas. Cuando el termómetro no baja de los 40 grados y el sol abrasa, no vale ponerse exquisito con el rollo del medio ambiente. ¡Meterse en una habitación fresquita donde se pueda respirar es un chollo!
  • Aprovechar el chirimiri: en verano en El Cairo no llueve (en invierno tampoco) pero el paseante sudoroso encontrará cierto consuelo en las gotitas de agua que caen de la ropa tendida en las ventanas y de los aparatos de aire acondicionado. Una cochinada más de este país encantador.
  • Vestir galabeya: mis amigos egipcios se horrorizan ante la sola idea de ponerse una galabeya (especie de camisón largo y prenda tradicional egipcia) porque dicen que es de ‘bauabs’, pero lo cierto es que es la forma más cómoda de combatir el calor. Eso sí, no es muy recomendable llevarla por la calle, con ser extranjero uno ya atrae suficientes miradas.

Aunque en realidad, la solución más simple (y mi favorita) es huir de El Cairo y buscar un poco de sombra en las playas paradisíacas del Sinaí y del mar Rojo.