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‘Delivery’

In Cairotades on 17/05/2011 at 3:40 pm

“Los egipcios somos el pueblo más perezoso del mundo”, me decía el viernes pasado un amigo egipcio mientras esperábamos a que nos trajeran las pizzas y el vino que habíamos pedido por teléfono.

En España, el concepto ‘delivery’, o agarrar un teléfono y pedir que te traigan algo a casa, se limita a las pizzas guarras, malas y caras. En cambio en Egipto es un sistema refinadísimo que alcanza todos los ámbitos imaginables. De hecho, es la única cosa de este país que funciona con precisión suiza, hasta el punto de que varios de mis amigos han llegado a la conclusión de que cocinar es un engorro y se alimentan únicamente por ‘delivery’.

Pero el poder del ‘delivery’ no se limita a la comida: puedes pedir que te laven y planchen la ropa, que te traigan la compra, que te suban chucherías de la tienda de la esquina, el carbón (encendido) para la shisha o las medicinas de la farmacia. De hecho, una pareja me contaba el otro día con total naturalidad que el test de embarazo que les reveló que ella estaba embarazada llegó a su casa por ‘delivery’.

En Egipto, el ‘delivery’ es tan importante que durante los días de la revolución la señal de que todo iba realmente mal no fueron los tanques en las calles, los presos escapándose de las prisiones, los bancos cerrados o los tiroteos nocturnos. La verdadera señal fue que los restaurantes dejaron de repartir a domicilio.

El súmum del ‘delivery’ se llama Otlob. Otlob es el templo sagrado de los perezosos. En esta página web están almacenados los menús completos de todos los restaurantes de las principales ciudades egipcias y su interfaz es tan intuitiva que uno se pregunta porqué los programadores de Otlob no trabajan también para el resto de organismos, grupos, instituciones, personas y cosas en general que tienen páginas web en este país.

La respuesta es que ninguna es tan importante en Egipto como el ‘delivery’. Ni siquiera el gobierno egipcio, cuya página web –cutrísima, por cierto- está misteriosamente esponsorizada por Vodafone.

Lo que sorprende de todo esto es que aquí uno puede construir y vivir su vida a golpe de teléfono y a clic de ratón, y asusta descubrir lo fácil que es dejarse seducir por las garras del ‘delivery’ y caer sin remedio en el profundo pozo de la pereza.